El presidente informó, además, este jueves por la mañana, que el trazado de la primera línea ya no irá hasta la calle 72, sino hasta la calle 100
El presidente Gustavo Petro sigue empecinado en hacer, a toda costa, el metro subterráneo que defiende a rajatabla, pese a que ya está en marcha una licitación con un consorcio chino que construye la obra en Bogotá. De acuerdo con lo afirmado por el mandatario en Twitter, “se acordó trabajar una fase de la primera linea [sic] elevada entre el patio taller y la carrera 50 y a partir de alli [sic] una fase subterranea [sic] hasta la calle 100 en el norte”.Ese nuevo tramo del Metro de Bogotá, según el mandatario, sería licitado por la Nación. También asegura que esta nueva etapa “ya tiene estudios de detalle”, que el país no conoce y que los interesados en el tema le piden que muestre.
“Se pidió concepto a la sociedad colombiana de ingenieros que está en curso”, agrega Petro y después emite un curioso lamento: “Nos encontramos que incumplieron este acuerdo con la nación”. El anuncio del presidente implicará, sin duda, nuevos retrasos en la construcción de una obra que no han conseguido sacar adelante los gobiernos distritales y nacionales, y cuyo avance más significativo se estaba materializando en la alcaldía de Claudia López. En suma, lo que plantea Petro es otra cosa diferente a la que ya está contratada con el consorcio chino que ya viene trabajando en la obra. Con su trino, el presidente sigue públicamente en una confrontación con la alcaldesa López, que debería tramitarse en privado.
La nueva situación incrementaría el riesgo de multimillonarias demandas contra la Nación comoquiera que se incurriría en incumplimientos con el consorcio chino para dar paso a la idea del presidente.
Efectos de cambiar el metro de Bogotá como quiere Petro
De hecho, más temprano, el exgerente de la empresa Metro de Bogotá Andrés Escobar advirtió en Caracol Radio las enormes dificultades que conlleva la idea de modificar el proyecto del metro de Bogotá. “Es una concesión financieramente cerrada. Si se llegan a suspender los trabajos, eso se desfinancia. Un solo día que se detenga la obra genera unos costos que no se pueden recuperar con ese contrato”, dijo Escobar en la emisora. “Esta es una obra demasiado grande: hoy día hay trabajando allí 4.400 personas; cada día se invierten 5.000 millones de pesos. Entonces, por un día que se detenga se pierde mucho dinero y se arma un pleito jurídico”.
“Los señores chinos, que han cumplido con todo lo que fue su compromiso cuando se ganaron la licitación, pueden alegar un detrimento patrimonial, una pérdida, y pedir una indemnización. Entonces, el proyecto no se debe ni se puede parar por razones jurídicas y de financiación. Es un gran riesgo”, agregó el exgerente.
Escobar alertó que tratar de cambiar el diseño en un tramo, sea pequeño o grande, implica detener los trabajos, porque los diseños ya están listos de las fases 1 y 2 del metro, con todo el detalle. “Imaginémonos todo lo que tiene una estación de metro: la cantidad de cables, de bombillos, de tableros de energía, los suiches, las puertas, las cerraduras… Todos esos detalles ya están diseñados y tratar de cambiar todo eso implica tiempos perdidos, necesariamente”, agregó Escobar en el mismo medio.
“No hay manera de empatar una construcción de un metro subterráneo con una de un metro elevado”, siguió, en invitó a pensar en lo que está ocurriendo en China: “Allá se están fabricándose los trenes y cuestan muchísimo dinero (más 1.200 millones de dólares). Esa fabricación está hecha para este ferrocarril, para estos rieles, para estas curvas, para este diseño del metro. También habría que suspender la fabricación de los trenes”.
Y puso un ejemplo sencillo sobre las diferencias técnicas entre un tren elevado y uno subterráneo que dan la dimensión de los cambios que se necesitarían en la construcción de esos vehículos: “Cuando un tren va debajo de la tierra, como va tan cargado de gente, debe tener aire acondicionado; y cuando va elevado es sencillo y ecológico, simplemente el aire circula por las ventanas, y por eso consumen menos energía y tienen motores diferentes. Por esa razón, también habría que suspender la fabricación de los trenes”, insistió.